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domingo, 16 de octubre de 2011

¿Por qué defiendo la Teoría de las Inteligencias Múltiples?

En el XL Semanal 1251 (16-22 de octubre) en su artículo "Los otros elegidos del príncipe", que versa sobre aquellos que recibirán el Premio Príncipe de Asturias, aparece una entrevista al responsable de haber cambiado mi manera de entender el plantemiento pedagógico en las aulas, Howard Gardner. Se trata del psicólogo que sostiene la existencia de las inteligencias múltiples. Aquel que nos hace ver como algo imprescindible la modificación de todo el sistema educativo.


Y yo... ¿Por qué defiendo la Teoría de las Inteligencias Múltiples?
La Teoría de las Inteligencias Múltiples supone una identificación precoz de las capacidades, que puede ser de mucha ayuda a la hora de descubrir de qué tipo de experiencias pueden beneficiarse los alumnos y también para llevar a cabo una identificación de carácter temprano de los puntos débiles para, de este modo, atenderlos antes de que sea demasiado tarde.
Somos conscientes de que existen numerosos talentos que pasan desapercibidos en nuestra sociedad, estas personas son las principales perjudicadas por la visión estrecha de la mente humana, por los prejuicios propios de la sociedad actual: "el pensamiento lógico o la racionalidad son las únicas virtudes", "sólo existen aquellas habilidades que pueden evaluarse de modo inmediato"... Sin embargo, sabemos que todos somos diferentes y si lo somos, es porque disponemos de distintas combinaciones de inteligencias.

¿Cómo podemos definir la inteligencia? Pues como la capacidad para resolver problemas o para elaborar productos de un gran valor para un determinado contexto comunitario o cultural. ¿Actualmente se educa hacia este tipo de objetivo? El sistema educativo necesita un cambio radical que ponga patas arriba los planteamientos ya obsoletos.

A partir de los problemas que todo ser humano resuelve a lo largo de su vida se deducen al menos las siguientes inteligencias:
  •     Lingüística (propia de novelistas, dramaturgos, poetas...)
  •     Lógico-matemática (propia de científicos, matemáticos...)
·        Espacial (propia de arquitectos, ingenieros, escultores, cirujanos...)
·         Musical (propia de todo músico, cantante, director de orquesta...)
·         Cinética-corporal (propia de deportistas, bailarines...)
·         Interpersonal: se trata de la capacidad para entender a otras personas (propia de profesores, vendedores y buenos políticos)
·         Intrapersonal: supone el conocimiento de los aspectos internos de uno mismo. Las personas con autismo tienen esta inteligencia muy poco desarrollada.
·         Naturalista, aquella que comprende el mundo natural, incluyendo todos sus elementos (propia de los biólogos, los ecologistas...)

Como se puede observar las inteligencias son comprendidas como capacidades y todos disponemos de ellas en menor o mayor grado. Es más, la mayor parte de las veces requiremos de la combinación de varias de ellas.

Esta teoría me gusta especialmente porque cambia de lugar el centro de interés situándolo en la interacción de la persona con los demás y tiene en cuenta los factores psicológicos y cognitivos que entran en juego en los diversos contextos propios de la vida real.

Como he dicho anteriormente, la inteligencia supone la capacidad para resolver problemas o para elaborar productos que son de gran valor para un determinado contexto comunitario o cultura. Por ello es tan importante desarrollar una comprensión profunda de cómo los contextos sociales incitan a las personas a investigar determinados problemas, de la influecia que ejercen padres, compañeros y demás contexto social en esta resolución de los problemas. Si entendemos que la inteligencia evoluciona a través de la combinación entre las competencias individuales de cada uno y los valores e instituciones pertenecientes a la sociedad, podemos lograr una participación más real y auténtica de las capacidades intelectuales en la vida cotidiana.

La educación, actualmente, salvo casos excepcionales, no nos prepara para la resolución de problemas y es por ello que pide a gritos una revolución, una declaración de intenciones por parte de todos nosotros, en la que renunciemos al miedo a innovar, en la que identifiquemos aquellos objetivos  que queremos alcanzar, en la que llevemos a cabo una acción coordinada y colaborativa, con una concepción y lenguaje comunes, que nos acerque progresivamente a la comprensión y que consiga, por fin, hecernos reflexionar.

Para saber más:
GARDNER, HOWARD, Inteligencias múltiples: La teoría en la práctica, Ed.Paidós.
XL Semanal 1251, pág.45.