Navidad
Un día invernal en Frío de Janeiro Daisy y Luna fueron corriendo a despertar a Dalia y entonces Dalia les dijo:
- ¿Pero qué pasa? ¡Qué es Navidad!- dijeron a coro.
- ¿Naniná?- dijo Dalia.
- No! ¿Nunca has oído hablar de la Navidad?- dijo Luna.
- De la magia, de los regalos, el amor, la ilusión...- dijo Dalia.
- Ni de Santa Claus!- dijo Luna.
- Nanai- dice Dalia.
- ¿Pues a qué esperamos?
- Esperadme y así saco a Luna- dice Daisy.
Unos minutos después llegaron al centro comercial.
- Menos mal que vinimos andando, si no no tendríamos donde aparcar - dijo Daisy.
- Bueno, ¿qué hay que hacer ahora?- dijo Dalia.
- Pues ahora la gente compra los regalos para sus seres queridos, así que ahí voy - dijo Luna y Daisy la siguió.
Dalia empezó a pensar qué les podría regalar. Luna le compró a Daisy una nueva caja de pinturas, a Dalia una bola de la verdad. Daisy a Luna le compró unos patines nuevos y a Dalia le pintó un cuadro. Dalia, en cambio, le hizo a Luna con sus poderes un amuleto de BFF, a Daisy le compró unas botas y a Sangre un cráneo indestructible.
Después de comprar los regalos, Dalia volvió a preguntar:
- ¿Ahora qué hay que hacer?
- ¡ A hacer ángeles de nieve!- le dijeron sus amigas.
Le enseñaron a Dalia todo lo que se podía hacer con la nieve, hasta hicieron un castillo de Frozen.
Cuando llegaron a casa, Dalia hizo un gran banquete que era lo único que sabía de la Navidad y después se fueron a dormir. A la mañana siguiente tomaron el pudin de Navidad y abrieron los regalos, después Luna le enseñó a patinar, Daisy a pintar y Dalia a usar la magia vampírica.
Saray
¡Una gran sorpresa!
Un día, en Frío de Janeiro, Luna se despertó, bajó las escaleras y se encontró a Daisy y a Dalia. Hoy era su cumpleaños y le dieron su desayuno favorito. En su fiesta de cumpleaños sólo había vampiros, estaban Minco, Dalia, Daisy, Lucía, Ana, Ulises, Noelia, Drácula, María, Noa y Saray. La sorpresa para Luna fue que le regalaron un chihuahua y Luna dijo:
- ¡Ay, Dios mío!
Se puso a llorar de alegría y todos preguntaron:
- ¿Y cómo se llama?".
Luna contestó:
- Pinqui- sin pensárselo nada.
Al día siguiente, hubo un problema. Sangre se quería comer a Pinqui, Dalia le gritó:
- ¡No, no y no!
Dalia pensó, pensó y se preguntó:
- ¿Qué podemos hacer?
Luna respondió:
- Hechizar a Sangre.
Dalia dijo:
- ¡Buena idea!
Así lo hizo y terminó el problema.
Descripción de Pinqui
Pinqui es un perro negro con manchas naranjas en las orejas. Tiene un mes y es regordete. Además, tiene un carácter muy bueno. Lo encontraron al lado de un cubo de basura.
Noa
Frío de Janeiro
Hoy todos los habitantes de Frío de Janeiro van a a hacer una ruta a pie de 45 km desde Río de Janeiro hasta Frío de Janeiro. Vinieron todos los habitantes: Calabacín, T-Rex, Turbo, el brujo, la vampiresa, la hormiga, las patinadoras y los militares.
Cuando llevaban 15 km vieron una casa calabaza . Todos gritaron:
- ¡La trampa de cuchillos!- pero cuando gritaron ya era demasiado tarde, la trampa, ¡ya estaba activada!
- ¡Hay que esquivarla!
Con tantos árboles no veían los cuchillos. Todos gritaban:
- ¡Allí un cuchillo! ¡Allá otro!- así todo el tiempo.
Cuando pasaron la trampa de cuchillos todos se salvaron y siguieron caminando. El camino era de piedras, tierra, con muchos árboles y se escuchaban unos ruidos. Eran los árboles que se estaban cayendo, Turbo, que era el más pequeño y veloz, pudo esquivarlos y los otros quedaron atrapados por los árboles. Turbo pudo ayudarlos a salir y siguieron caminando. Volvieron a escuchar otro ruido, miraron pero se cayeron en un agujero. Todos gritaban:
- ¡Ayuda! ¡Ayuda!- hasta que el policía David les rescató.
Siguieron caminado, cuando quedaba 1 km para llegar a Frío de Janeiro, el caracol Turbo soltó tanta baba de caracol que todos se resbalaron y se salieron de la ruta. De pronto, escucharon unas campanas y se dieron cuenta que era la iglesia del pueblo.
¡Por fin habían llegando!
Mateo R.
Historia de Rex
Hoy estaba en mi casa cuando de repente oí un ruido que venía de la otra punta de la casa. Vi un esqueleto, de pronto pasó un murciélago y... ¡bum! ¡Era Dalia!
- ¿Qué quieres?-le pregunté.
- Nada, ¡sólo que a Rex le dio un infarto!- exclamó.
- Voy hacia allá- respondí.
- Voy contigo.
- Vale, ¿qué pasa?- le pregunté a Manolo.
- ¡Estábamos allí jugando y de repente se desmayó!- explicó.
- Necesitamos un médico!- exclamé.
- Pero en Frío de Janeiro no hay médicos.
- Pero yo sé algo- respondió Lana.
- Pasadme un bisturí, ahora pinzas, ahora grapas y... ¡ya está!- exclamó Lana.
- Ahora hay que dejarle reposo- explicó Lana.
Dos días después Rex se despertó, parecía que estaba bien.
- Ahora hay que llamar a Manolo- respondí.
- Vale- dijo Lana.
- Hola- respondió Manolo.
- Ya está bien- le dijo Lana.
- ¡Ya voy!- exclamó.
- ¡Ya estoy aquí, Rex! Pensé que murieras- respondió Manolo.
Con esto y un bizcocho el cuento se queda pocho.
Álex