Siempre he sentido fascinación por la literatura popular infantil y por el sentido que se pueda extraer de ella. Por eso, tras una muy buena recomendación, me hice con "Psicoanálisis de los cuentos de hadas" de Bruno Bettelheim (1903-1990). En cuanto lo terminé mis ideas previas acerca de este tema cambiaron en gran medida y creo que es una obra que deben leer todos aquellos que estén implicados en la educación, ya sean maestros como padres y madres. Porque habitualmente los padres, y a veces incluso algunos profesores, olvidamos que la mente del niño no funciona de igual manera que la nuestra. Las ideas sobre el sentido de la vida, la comprensión madura de nosotros mismos, de los demás y de todo aquello que nos rodea requiere de un desarrollo mental, al igual que también necesitamos del tiempo para crecer físicamente.
Además se aprecia, a día de hoy, un error muy común en los adultos, creemos que le hacemos un favor al niño o niña si presencia únicamente imágenes agradables, conoce exclusivamente el lado bueno de las cosas y le hacemos creer que las personas son buenas por naturaleza. Pero los niños saben que ellos no siempre son buenos y esto contradice lo que sus padres afirman. Por ello, el niño o niña tiende a verse así mismo como un monstruo. Aquí es donde entra en juego la importancia de los cuentos de hadas. En ellos se transmite que es inevitable topar con dificultades en la vida, es más, es parte intrínseca de nuestra existencia, y que si uno se enfrenta a esas privaciones, a menudo inesperadas o incluso injustas, uno puede llegar a dominar los obstáculos y salir victorioso.
Asimismo, los cuentos de hadas enfrentan al niño con los conflictos humanos básicos y lo hacen de una forma breve, simple, concisa. Los personajes están especialmente definidos, se trata de figuras típicas, en ningún caso únicas ni tampoco ambivalentes: o son muy buenos o muy malos. Como la polarización domina la mente del niño, ésta está presente de un modo muy claro en los cuentos. Éstos le presentan caracteres totalmente opuestos y este hecho ayuda enormemente a comprender de un modo sencillo las diferencias entre ambos. De esta forma, el niño entiende que existen grandes diferencias entre la gente y que por ello, está obligado a elegir qué tipo de persona quiere ser.
Generalmente, los niños y niñas son incapaces de expresar en palabras sus sentimientos naturales de angustia y los sugieren de un modo sutil: miedo a la oscuridad, a algún animal, a su propio cuerpo... Sobre estas angustias existenciales están fundamentados los cuentos de hadas, y lo más importante, proporcionan soluciones a ellas y a un nivel comprensivo ajustado a la mentalidad del niño.
Los cuentos de hadas reflejan el proceso de crecimiento de todo individuo: en un primer momento surge la resistencia a los padres y el temor a la madurez que se dan de bruces constantemente y esto toca su fin en cuanto el joven se ha encontrado a sí mismo, alcanzando una independencia psicológica y madurez moral. Se trata de grandes obras de arte completamente comprensibles para todo niño y con las que puede encontrar sentido a su vida, resolviendo sus problemas personales sin recibir ayuda directa, sino de una manera autónoma y libre.
Además, este libro analiza al pormenor algunos de los cuentos de hadas más conocidos: "Hansel y Gretel", "Caperucita Roja", "Blancanieves", "La bella durmiente", "Cenicienta"... y muchos más. De su lectura se extraen conclusiones muy interesantes. No hará falta que os diga lo recomendable que me parece esta obra.