He conocido, en unas jornadas que se están llevando
a cabo en la Fundación Down Compostela, el Proyecto PAC. Se trata de un Programa Didáctico Inclusivo para atender en el aula al alumnado con necesidades educativas diversas y, dentro del cual, se engloba el Programa CA/AC: "Cooperar para Aprender/ Aprender a Cooperar", que cuenta con un conjunto de actuaciones para enseñar a aprender en equipo. Como no podía ser de otro modo, esta labor es desarrollada por un equipo de trabajo: Pere Pujolàs y José Ramón Lago (Coords.), Mila Naranjo, Olga Pedragosa, Gemma Riera, Jesús Soldevila, Glòria Olmos, Alba Torner y Carles Rodrigo.
Me he sentido deslumbrada por la labor de estos profesionales y es por ello que quiero acercarlo a más gente, que como yo siente muchas ganas de cambiar la enseñanza hacia un enfoque cooperativo pero no sabría por dónde empezar. Con toda seguridad, lo que más me ha gustado es ver que no se trata tanto de una utopía y que hay modos (estudiados, programados, puestos en práctica y evaluados) de trabajar en equipo y que, detrás de ello existen unos profesionales estupendos intentando algo que cuesta mucho esfuerzo, a veces incluso acrecentado por el rechazo de otros colegas muy "acomodados" en lo que llevan haciendo "toda la vida", pero manteniendo la fe en lo que ellos saben que es la educación, en su significado más profundo.
Debemos cambiar por fin el enfoque educativo que se encuentra anquilosado y no responde a la realidad más actual, tal y como insisto en el post "¿Por qué defiendo las Inteligencias Múltiples?". Hoy en día se hace mucho hincapié sobre la importancia de que un alumno adquiera las competencias básicas. Sí, es cierto que hemos cambiado y que ahora, quien más quien menos, programa por competencias. Sin embargo hay dos competencias algo olvidadas, en el sentido en que resultan imposibles de trabajar desde un enfoque individualista o competitivo de la educación. Se trata de la competencia comunicativa que incluye entre otras: escuchar las ideas de los demás, aceptar y realizar críticas constructivas, empatizar con el otro, respetar las opiniones que son diferentes de las de uno mismo desarrollando de este modo el espíritu crítico... y de la competencia social, que implica practicar el diálogo y la negociación para resolver de esta forma los conflictos. Estas competencias no se pueden desarrollar si los alumnos no cuentan con la oportunidad de trabajar en equipo, unos con otros.
Un modo de aprender cooperativo implica que los estudiantes formen pequeños equipos de trabajo, en los que cada uno de los alumnos aprende aquello que se enseña y contribuye a que lo aprendan sus compañeros porque el objetivo se consigue si, y solo si los demás también lo consiguen. De este modo, aquellos niños con más problemas de aprendizaje en una clase no sólo cuentan con el apoyo del profesor sino también con el de sus compañeros. Por eso se dice que los miembros de un equipo de aprendizaje tiene una doble responsabilidad: aprender aquello que el profesor enseña y contribuir a que lo aprendan también los componentes de su equipo. Pero no sólo eso, también cuentan con una doble finalidad: por un lado aprender los contenidos escolares y, por otro, aprender a trabajar en equipo como un contenido escolar más.
Desde este modo de entender, en el proceso de enseñanza-aprendizaje no se trata tanto de colaborar ("trabajar juntamente con"), sino ir más allá y cooperar ("mostrar interés por el otro, ayudar o darse apoyo mutuo). Para desarrollar la cooperación no necesitamos un mismo nivel de competencia (como sí ocurre con la colaboración), pero es muy importante ser amigos. ¡Preparémonos para aprender cooperando!